La villa se levanta en la ladera de un cerro, resultando un entramado de calles en cuesta; en la cima del cerro destaca la silueta del viejo castillo de Atienza. La villa así configurada resultaba fácilmente defendible en otras épocas.
Fuertemente amurallada, las murallas delimitaron la expansión de muchos de sus barrios. El casco urbano gira en torno a sus dos plazas más importantes: la de España (en donde se conserva el Ayuntamiento y la casa natal de Juan Bravo) y la del Trigo o de Don Bruno Pascual Ruilópez (con la iglesia de San Juan y la Casa del Cabildo), ambas bellamente asoportaladas. Estas dos plazas están separadas por el arco de San Juan o de Arrebatacapas, con multitud de casas de época con escudos blasonados.